SKY anunció su nueva ruta Lima – Miami en abril pasado, y en junio comenzó a volar entre ambas ciudades, permitiendo también que los pasajeros desde Santiago de Chile puedan viajar a la ciudad norteamericana haciendo una conexión y cambio de avión en Perú.
Cuando nos enteramos que Carlos Moreno, un profesional de la industria financiera y asiduo lector de Chócale, viajaría entre Santiago y Miami en SKY, inmediatamente le pedimos que tomara nota y documentara cómo es su experiencia de volar en una aerolínea low cost hacia uno de los destinos internacionales preferidos por los chilenos.
Recordemos que más adelante, con la llegada del A321XLR -un avión de un solo pasillo con capacidad de volar largas distancias- aerolíneas como SKY y JetSMART podrían unir Chile y Estados Unidos con rutas directas. De hecho, LATAM también encargó este tipo de aparatos a Airbus.
Si bien en el tramo Santiago-Lima no tuvo problemas (tanto a la ida como a la vuelta), en los vuelos operados por la filial peruana el desorden era algo común. Además, habían mayores dificultades para utilizar los beneficios de la alianza que SKY tiene con el Banco de Chile. El convenio permite que los titulares de tarjetas Visa Signature, Visa Infinite y Mastercard Black puedan tener check in preferente, cambio de asiento, equipaje gratuito y embarque preferente.
El viaje comienza en el Aeropuerto de Santiago. Carlos explica que el check in se realiza en la zona D del T2, donde solo habían tres agentes y no existía la posibilidad de poder realizar la autoentrega del equipaje, aunque había una fila preferente para los clientes del Banco de Chile. El personal de la aerolínea pedía ver la ESTA (Visa Waiver) de forma física o en el celular.
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“No tuvimos inconvenientes para hacer valer el beneficio de la maleta gratuita. Nos cambiaron los asientos para que quedáramos juntos, pero no había preferentes”, los que habitualmente se asignan en las tres primeras filas o en las salidas de emergencia del avión.

Puertas en automático, cross check y reportar
Respecto del proceso del embarque, transcurrió sin problemas y el vuelo salió a tiempo. “Nos tocó un Airbus A320neo. Asientos de cuero, con poco acolchado. Pero no puedo decir que eran demasiado incómodos. La separación de asientos es muy pequeña. Cada asiento tenía su puerto USB para carga, pero sin porta dispositivo. Sorpresivamente tenía buena reclinación, pero al tener tan poca separación al reclinarse quedabas encima del asiento de adelante”, explica.
Respecto del servicio, todo es pagado -al igual que el resto de la operación de SKY-, aunque se puede pedir agua gratis. El menú de comida es bastante básico, como sándwich, snacks y bebestibles disponibles.
Carlos explica que no existieron mayores inconvenientes para realizar la conexión. Las maletas facturadas en la bodega del avión en Santiago siguen su trayecto directamente a Miami, en el siguiente tramo de SKY.
“Al llegar a la puerta de embarque, había que volver a mostrar la ESTA más la declaración de salud de Estados Unidos, previo al embarque”, mencionó.
Sin embargo, aquí detalla el primer problema: El embarque había sido bastante caótico. Según Carlos, no estaba claro el orden del proceso y los funcionarios de SKY “como que no sabían bien qué hacer. Ninguna posibilidad de usar el embarque preferente (del Banco de Chile)… porque simplemente no existía“, relata.

No fue el único problema. Luego de embarcar, al entrar al avión, se percata que uno de los asientos asignados estaba ocupado. Básicamente dos pasajeros tenían asignados los mismos números de asiento. “El sobrecargo revisó en el sistema y nos dijo que nosotros teníamos un asiento que era más atrás. Cuando preguntamos porque había ocurrido, nos dijo que a veces cambian los asientos. ¡Plop! Vi que a otras personas también les pasó lo mismo”, dice el pasajero.
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El vuelo fue en un Airbus A320neo, aunque algo más antiguo y con asientos diferentes. Tenían porta dispositivo y contaban con enchufe de corriente en la parte baja del asiento, comenta. La distancia y la reclinación fue similar al avión anterior. El servicio fue igual que en el primer vuelo.

El avión aterrizó a eso de las 7:30 de la mañana en el terminal F del Aeropuerto Internacional de Miami. “Al salir del avión nos hicieron caminar hasta el terminal D para hacer inmigración. Fue bastante expedito porque no había más vuelos a esa hora”, dice Carlos.
Los vuelos de regreso de Miami a Santiago en SKY
Luego de una grata estadía en Miami, llegó la hora de volver a Chile. Según explica Carlos, el check in se hace a la altura de la puerta 14 del concourse F.
“Hay una fila preferente de check in, pero no está señalizada… Es la que está más a la izquierda. Son súper estrictos con el sobrepeso. Te aguantan hasta medio kilo de más. Sobre eso, hay que pagar. Tampoco tuve suerte con los asientos preferentes. Solo logré cambiar mi primer tramo hacia un pasillo, pero en la fila 23″, relató.

Carlos -quien ha viajado en varias ocasiones de Santiago a Miami en otras aerolíneas- explica que el terminal F, donde opera SKY, es de los más antiguos del aeropuerto. De hecho, asegura que ni siquiera observó que tuviese tiendas y comercios. “Por suerte tomé desayuno antes de pasar el control de seguridad, porque después no hay nada”, reconoce.
Este viajero describe que el embarque en Miami también fue “algo caótico”. De acuerdo con su relato, “llamaron a abordar a los pasajeros del Banco de Chile y se pararon unas 40 personas. Me sorprendió la cantidad. No había orden para la fila y la gente entraba por donde quería“, plantea.
Además, señala que le llamó la atención que el personal de SKY “cortaba” el boarding pass al momento del embarque, sin pasar ningún código por el lector. Luego, una de las funcionarias de la aerolínea ingresaba manualmente los códigos en un computador. También le sorprendió la falta de fiscalización respecto del tamaño ni el peso de los objetos que los pasajeros ponían en los compartimientos superiores de la cabina.

En la práctica, si las personas dejan mochilas o bolsas en la parte superior y no debajo del asiento delantero, terminan quitándole espacio a los carry on -que además en SKY son servicios de pago, puesto que es un ancillary revenue-. Carlos describe que el avión tenía similares características al que operó el vuelo de Lima a Miami.
Al igual que a la ida, Carlos describe que no tuvo inconvenientes para realizar la conexión en el Aeropuerto Jorge Chávez. Las maletas fueron cambiadas de avión, y reconoce que “esta vez el abordaje fue más ordenado y bastante fluido. No tuve problemas para entrar con embarque preferente”, señaló.
“Soy de las personas que suelen abordar de último el avión. Me carga estar sentado mucho rato sin que parta el avión. Sin embargo, para el caso de SKY, creo que es necesario entrar lo antes posible pues al ser un avión pequeño, los compartimientos superiores se llenan rápidamente“, asegura.
– ¿Volverías a viajar de Santiago a Miami en SKY?
– Por el precio que pagué, de todas maneras. Fueron $340.000.