Crédito de consumo, tarjeta de crédito o línea de crédito: ¿Qué me conviene más?

El crédito se convierte en una herramienta clave para poder enfrentar la gran cantidad de gastos característicos de marzo. Descubre las diferencias entre los distintos tipos de créditos que ofrecen las instituciones financieras.
Billetera con tarjeta de crédito, un crédito de consumo y una débito asociada a la línea de crédito

Llegó marzo, y con eso, una serie de gastos significativos: desde la contratación del Seguro Obligatorio de Accidentes Personales (SOAP), pasando por el pago de matrículas, hasta la compra de uniformes y útiles escolares.

Es en este contexto que el crédito se presenta como un gran aliado para obtener liquidez de manera rápida y sencilla, especialmente tomando en cuenta el panorama económico actual.

Sin embargo, la amplia variedad de opciones puede resultar un tanto abrumadora, sobre todo al momento de decidir que instrumento crediticio es más conveniente.

Por eso, en este artículo te entregamos un detalle sobre las diferentes herramientas crediticias, así como sus características, para que puedas tomar una decisión informada que se adapte a tu bolsillo.

Tarjeta de crédito: Pagar siempre el facturado

La tarjeta de crédito es un instrumento financiero que permite a su titular tener fondos para comprar o efectuar transferencias, aunque en ese momento no disponga de saldo en su cuenta o simplemente no quiera gastarlo.

De esta manera, al obtener una tarjeta de crédito, se está accediendo a un “préstamo” previamente otorgado por el banco, la cooperativa o el retail financiero, y cada compra se realiza utilizando el cupo aprobado, en el número de cuotas que pacte el cliente.

Este crédito puede ser pagado en un solo pago al final del periodo de facturación, denominado “total facturado a pagar” (recomendado), o mediante un pago mínimo, que corresponde a un pequeño porcentaje del saldo adeudado.

Es importante tener en cuenta que este pago mínimo, el cual suele incluir los intereses de ese mes, es requerido por la entidad financiera para mantener el crédito activo en la tarjeta sin incurrir en mora. Por lo general, no amortiza la deuda, sino al contrario: termina incrementándose con el paso del tiempo, en caso de que se pague el mínimo en reiteradas ocasiones. En el Congreso se está discutiendo un proyecto de ley que regule esta modalidad.

Cuotas sin interés con tarjetas de crédito en marzo de 2022

“Se recomienda siempre pagar el total facturado de tu tarjeta, no el mínimo: Siempre que sea posible, paga más que el mínimo mensual. Esto te ayudará a reducir los intereses acumulados y pagar tu deuda más rápidamente”, recomienda Nicolás Chacón, CEO de Neatpagos.

Por su parte, Sergio Tricio, docente de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile y gerente general de Patrimore, observa que “lo más importante es que uno tiene que reconocer qué tan ordenado o desordenado es para hacer un buen uso de la tarjeta de crédito”.

Es relevante destacar que la tarjeta de crédito tiene la ventaja de que posee múltiples programas de fidelización que ofrecen beneficios que van desde descuentos, hasta la acumulación de millas, puntos o la entrega de cashback.

Además, en varios emisores suelen ofrecer 3 cuotas sin interés en todos los comercios, como Banco de Chile, Itaú, Scotiabank y Bci, lo que podría ayudar en la planificación de ciertos gastos. En el caso de compras en una cuota, se pueden obtener hasta entre 15 y 45 días de gracia para concretar efectivamente el pago de una compra realizada.

Línea de crédito: Un fondo de emergencia

La línea de crédito es un producto complementario a una cuenta corriente que sirve como método de financiamiento cuando te quedas sin dinero en tu cuenta. También se le conoce como “línea de sobregiro”.

De esta forma, el banco presta dinero al cliente según el monto previamente aprobado, y cada vez que se realice el pago de la línea de crédito, dicho monto vuelve a estar disponible. De hecho, una ley que entró en vigencia en 2020 estableció el pago automático de este producto, lo que ayuda a ir amortizando la deuda a medida que se reciben abonos en el mes, para así disminuir los intereses a pagar.

A diferencia de un crédito, este dinero no se entrega de una vez, sino que el titular de la cuenta lo va administrando de acuerdo a sus necesidades. La utilización de este “fondo de emergencia” conlleva costos extras que se evidencian en el interés que la persona debe pagar diariamente por su uso. Habitualmente los bancos realizan el cobro el primer día hábil del mes siguiente, según el dinero utilizado en la línea en el periodo anterior.

Estos intereses son definidos por la Tasa Máxima Convencional (TMC), que tal como lo menciona su nombre, es la tasa de interés máxima que pueden cobrar las instituciones a la hora de otorgar créditos. La TMC es fijada por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) cada 30 días y se da a conocer durante la primera quincena de cada mes a través del Diario Oficial y el sitio web de la CMF.

“Hoy día, por las altas tasas de interés de mercado, esa máxima convencional, en términos anuales, está cerca del 40%. Entonces, el uso de la línea de crédito y tarjeta de crédito actualmente están generando intereses tan elevados que es una carga, una mochila muy importante en estos momentos“, señala Sergio Tricio.

Crédito de consumo: Cuidado con la carga financiera

De acuerdo con el Servicio Nacional del Consumidor (SERNAC) un crédito de consumo “es un préstamo de dinero que determinadas instituciones financieras otorgan, con el compromiso de que en el futuro, se devolverá en forma gradual (cuotas), con un interés adicional e incluyendo los costos incurridos para llevar a cabo la operación (gastos operacionales)”.

Es relevante destacar que actualmente no solo los bancos pueden entregar este tipo de crédito, sino también cooperativas, casa comerciales, entre otras. Además, al igual que la línea de crédito, este “préstamo” se rige por la Tasa Máxima Convencional.

“Un crédito de consumo por $500 mil pesos, los bancos los van a otorgar inmediatamente y, eventualmente, uno va a terminar devolviendo, quizás $700 u $800 mil pesos, una cosa así, que es de alguna manera pagable”, comenta el experto en finanzas y académico de la Facultad de Economía de la Universidad San Sebastián (USS), José Uribe.

Sin embargo, indica que “si escalamos a 5 millones (el crédito de consumo), hay que pagarlo en 48 cuotas, y eso ya van a ser $200 o $300 pesos al mes, y eso ya empieza a doler un poquito en el bolsillo mensualmente”. En este sentido, lo ideal es evitar cuotas altas, ya que constituyen una carga financiera importante dentro de los ingresos de una persona.

Entonces, ¿qué conviene?

Según ambos académicos, la elección entre el crédito de consumo, la tarjeta de crédito y la línea de crédito dependerá de las necesidades financieras individuales de cada persona, así como de la urgencia de liquidez.

“Uno tiene que tener claridad también en qué es lo que debe, que es más urgente, priorizar las deudas, qué es lo más importante de pagar. ¿Qué es lo que, si no pago, me afecta mucho en el día a día?”, dice el docente de la Universidad San Sebastián.

Asimismo, sugirió evitar el uso de la línea de crédito, enfatizando en que la tarjeta de crédito puede ser útil para gastos menores que puedan ser pagados en el próximo ciclo, mientras que el crédito de consumo podría ser más adecuado para montos bajos, salvo en casos de complicaciones financieras significativas.

Ambos académicos concordaron en que, considerando la tasa de política monetaria (TPM) establecida por el Banco Centralactualmente en 7,25%—, el crédito de consumo es la opción más conveniente.

“Si bien siempre es mejor tener un crédito de consumo en términos del costo financiero, hoy día puede ser más importante aún, porque la brecha puede que sea más amplia en el momento actual, precisamente por las altas tasas de interés”, añade Sergio Tricio.


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