¿Por qué el Fondo E de las AFP cae tanto y qué se puede hacer al respecto?

El Fondo E registra una caída en torno al 8% en lo que va del año y mayor volatilidad, fenómeno que es analizado en un estudio de José Manuel Peña de Fintual.
José Manuel Peña, Senior Portfolio Manager en Fintual
José Manuel Peña, Senior Portfolio Manager en Fintual

En los últimos años, el Fondo E, conocido por su baja volatilidad y altos retornos, ha experimentado un cambio significativo en su desempeño, acumulando una caída en torno al 8% durante este año. Un estudio publicado por José Manuel Peña, Senior Portfolio Manager de Fintual, intenta explicar a qué se debe y plantea cómo hacerle frente.

Desde principios de los 2000, el Fondo E se había destacado por ofrecer altos retornos con bajo riesgo. Sin embargo, recientemente, ha registrado uno de sus peores desempeños, con un retorno promedio de -8% en lo que va de este año, solo superado por las pérdidas del año 2021. Peña señala que este deterioro en el rendimiento es señal de un aumento en la volatilidad del fondo. Mientras que la volatilidad anual se mantuvo alrededor del 2% durante más de una década, desde 2020 ha escalado a más del 8%.

Este incremento no solo implica mayor volatilidad, sino también mayores riesgos en términos de pérdida de valor. El ‘drawdown’ del Fondo E, es decir, la caída máxima desde su último peak, ha pasado de un -2.5% promedio a caídas superiores al -20% durante 2021, una situación preocupante especialmente para un fondo destinado a personas jubiladas o próximas a jubilar.

Para entender cómo se llegó a esta situación, es crucial examinar el marco regulatorio que rige los fondos de pensiones. Según Peña, las normas actuales permiten una alta concentración de bonos locales de gobierno en el Fondo E, de hasta un 80%.

Estos bonos, aunque generalmente considerados de bajo riesgo, varían en función de su duración. Los bonos de largo plazo, pese a ofrecer intereses más altos, son más sensibles a las fluctuaciones de las tasas de interés, lo que los hace más riesgosos.

“Un bono de largo plazo, si bien suele prometer un interés más alto, también es más sensible a las tasas de interés (mayor duración), haciéndolo más volátil y riesgoso”, aseguró Peña.

Este contexto regulatorio ha llevado a las AFPs a incrementar el riesgo de duración en busca de mayores rendimientos, una tendencia que se intensificó en la década previa a la pandemia de COVID-19. Peña destaca que, hasta 2017, la correlación del Fondo E con los bonos de largo plazo era baja o incluso negativa, pero en un lapso de 3-4 años, esta correlación aumentó significativamente, superando el 40%.

El diseño de la regulación, junto con la dinámica de competencia entre las AFPs, ha fomentado un enfoque en resultados a corto plazo y decisiones de inversión relativas. Peña plantea que cada AFP, en su afán de superar a las demás, ajusta sus inversiones mensualmente para mejorar su posición relativa, lo que puede llevar a un aumento progresivo en la exposición a ciertos activos.

“Cuando todos ven alguna idea de inversión atractiva —como comprar bonos de larga duración— la exposición a ese activo suba mes a mes. Y mientras esta idea de inversión siga rindiendo bien, su exposición va a seguir subiendo, lo que se retroalimenta entre todas las AFPs a través de este mecanismo que acabamos de explicar. Eso fue lo que seguramente pasó esta vez con el fondo E y su duración”, expuso.

Necesidad de reforma en el sistema de pensiones

Esta situación no se limita al Fondo E. Por ejemplo, en el Fondo A, las AFPs aumentaron su exposición a acciones japonesas impulsadas por las expectativas generadas por las políticas económicas de Shinzo Abe, lo que eventualmente llevó a una caída significativa en el valor de estas inversiones.

“Estos comportamientos, de ir aumentando progresivamente una posición en la medida que le siga ganando al mercado, se conoce como momentum, y es muy común que presente este tipo de riesgo. Cuando varias gestoras apuntan a comprar el mismo tipo de activo financiero al mismo tiempo se llama ‘movimientos en manada’. En jerga de inversiones se dice que con el momentum ‘se come como pollito, pero se @#¢∞ como elefante’, y nuestra regulación previsional lo fomenta, sin querer, de manera estructural”, advirtió José Manuel Peña.

La experiencia reciente del Fondo E subraya la necesidad de una reforma profunda en el sistema de pensiones chileno. Como señala Peña, la regulación actual está obsoleta y requiere ser replanteada, con un enfoque renovado en la gestión de riesgos y los objetivos previsionales.

Peña recordó que el investigador Senior de Clapes UC, Arturo Cifuentes, apuntó a la falta de foco para medir el riesgo de los portafolios como una de las grandes debilidades de la regulación, proponiendo salir de la lógica actual de solamente imponer límites por clase de activos. De hecho, recomendó ver este webinar donde se profundiza sobre este tema.

Además, para los afiliados, diversificar las estrategias de ahorro y considerar opciones fuera de los multifondos de AFP puede ser una medida prudente para mitigar los riesgos.


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