Angélica Riquelme, una residente de Villa Portal Andino, se coronó como la reina de la “mejor sopaipilla pasada” en una reñida competencia en Puente Alto. Su triunfo se debe a una receta única que incorpora un toque de cedrón, infundiendo un auténtico “Sabor de Barrio” a esta tradición culinaria de nuestro país.
La competencia, que exigía la elaboración de casi 600 sopaipillas, mantuvo a Riquelme y a otros competidores en un frenesí culinario durante casi toda una jornada. El panel de expertos, compuesto por los Reyes actuales de la Sopaipilla Pasada (Donde Yoyo’s), el cocinero Miguel ‘Serrucho’ Valenzuela, y un representante de Deliciosa, evaluó cada plato en detalle, finalmente otorgándole el reconocimiento a la señora Angélica.
La señora Rosa Ortega, de la Villa San Miguel 6 de Bajos de Mena, presentó su versión de la receta con un toque de licor, siendo un destacado rival en la competencia matutina. Sin embargo, fue Riquelme, con el apoyo fervoroso de sus vecinos, quien sorprendió a todos en la tarde con su sopaipilla pasada, ganando el reconocimiento a la “mejor sopaipilla pasada con Sabor de Barrio”.
El premio para este concurso, organizado por Chancaca Deliciosa con el respaldo de la Municipalidad de Puente Alto, va más allá de la cocina. Angélica Riquelme, quien también es la presidenta de la junta de vecinos de la Villa Portal Andino, recibirá una remodelación completa de la sede vecinal. Esta renovación incluirá tanto mejoras internas como externas, para seguir fomentando la solidaridad y el trabajo comunitario en el barrio.
Entre las renovaciones se incluyen un jardín completo con árboles, flores, pasto, jardineras, una huerta comunitaria, luces LED con sensor de movimiento, pintura interior, nuevos guardapolvos, luces LED, cortinas, cerámicas y un sistema de aire acondicionado y calefacción.
La celebración final se realizará el 10 de julio, Día de la Sopaipilla Pasada, donde se entregará la remodelación de la sede vecinal y se realizará un colorido carnaval, con la presencia del alcalde de Puente Alto y representantes del municipio. En resumen, una jornada culinaria maratónica que demostró que la “mejor sopaipilla pasada” no solo es cuestión de sabor, sino también de comunidad y solidaridad.
