A partir de marzo de 2020 grandes transformaciones han operado en los hábitos cotidianos de las personas, tanto a nivel global como a nivel país y el consumo no ha sido una excepción. Según un estudio realizado por la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), el 60% de los consumidores indican que post pandemia utilizan más medios de pago digitales tanto en sus celulares, como también tarjetas de débito, crédito y prepago.
“Durante la pandemia se adaptaron muchos hábitos digitales por necesidad, y gran parte de esos hábitos modelan al nuevo consumidor que estamos viendo hoy día”, señaló George Lever, gerente de Estudios de la CCS, a Emol.
En lo que respecta a adquisiciones, un 55% declaró comprar más por Internet que de manera presencial, luego de las restricciones impuestas por el Covid-19.
En el caso del comercio electrónico, los más jóvenes son los que revelan haber aumentado con mayor intensidad su hábito de compra online (78% el segmento entre 18 y 25 años), los estratos de ingresos medios (63%) y regiones (68%). A medida que aumenta la edad esta conducta se hace menos común, sin embargo, sigue estando presente.
Por otro lado, las compras de supermercados utilizando apps de delivery es otra conducta que se asentó durante el confinamiento, y un 50% indica que ahora las utiliza más que antes. Esto se evidencia específicamente en los segmentos de ingresos altos, con tendencias más equilibradas respecto del género, las edades y regiones.
El efectivo está en retirada
En el caso del dinero en efectivo (monedas y billetes), un 71% reveló que lo utiliza menos que antes, lo que ha llevado incluso al Banco Central a hacer llamados para poner en circulación las monedas ‘retenidas’ en los hogares.
Este fenómeno se da con mayor fuerza en los segmentos de menores ingresos (82%) y en el caso de las mujeres (77%) y las personas entre 40 y 55 años.
Si bien desde la Cámara Chilena de Comercio señalan que se está abriendo paso a un nuevo tipo de consumidor, hacen hincapié en que probablemente el país se verá enfrentado un escenario de retorno intensivo a lo presencial, pero manteniendo una cultura digital mucho más desarrollada que la que se observaba hasta 2019, en diversos ámbitos, desde el consumo hasta las relaciones con el Estado, la educación, entretención, trabajo, etc.
