La noche del sábado 1 de abril, Chile experimentará un nuevo cambio de hora, pasando del horario de verano al de invierno. A pesar de que esta medida se lleva a cabo desde hace varios años, la definición del huso horario en nuestro país sigue generando controversia y diversas opiniones entre los especialistas.
Luis Larrondo, cronobiólogo y académico de la Universidad Católica, afirma que mantener fijo el horario de verano durante todo el año implica que en invierno la salida del sol ocurriría recién a las 8:45 de la mañana en junio. Esto puede afectar a los estudiantes, que comenzarían sus clases en ausencia de luz natural.
Además, sostiene que nuestro cuerpo está diseñado para sincronizar su reloj interno con los ciclos de luz-oscuridad. Por lo mismo, imponer horario de verano todo el año es forzar un horario incongruente con nuestra ubicación geográfica y su hora correspondiente.
“Aunque el reloj externo (o social) diga que son las 8 de la mañana, si aún está oscuro nuestro cuerpo va a insistir en interpretar la hora local en base a las señales lumínicas. Nuestro cuerpo fisiológicamente funcionará como que son las 7 de la mañana. Imponer el horario de verano todo el año es forzar (en los meses invernales) un horario incongruente con nuestra ubicación geográfica y su hora correspondiente”, señaló Larrondo.
Pasar al horario de invierno: Es más tolerable
Pablo Guzmán, neurólogo de Clínica Somno, explicó que este es el cambio de horario más tolerable. ¿La razón? Se obtiene una hora más de sueño. Los adolescentes podrían verse más favorecidos con la modificación, ya que muchos acostumbran a acostarse tarde y les cuesta despertar en las mañanas.
No obstante, reconoció que algunas personas sufren sus consecuencias, tanto en su salud física como psicológica. “Principalmente el insomnio, la somnolencia diurna, la fatiga, irritabilidad y la disminución del estado de alerta. Sin embargo, estos efectos pasan con el tiempo y las personas se terminan adaptando a este cambio en 1 a 2 semanas”, señaló.
Por otro lado, Paula Errázuriz, psicóloga clínica y académica de la Universidad Católica, explicó que despertar con más luz es bueno para nuestro organismo, porque nuestro sistema biológico necesita del sol para estar más despierto y alerta. Esto es especialmente importante para la salud mental.
Como recomendación para que el cambio de hora nos afecte menos, la especialista sugirió ir haciendo el cambio gradualmente y mantener una buena higiene del sueño.
“Dormir en una pieza que esté oscura, sin ruidos y con una rutina similar antes de acostarse, que facilite que el cuerpo sienta que viene la hora dormir. También se recomienda no hacer ejercicio intenso antes de acostarse, ni comer justo antes, si no que tratar de hacer actividades más tranquilas, como leer. Esto sin estar expuestos a pantallas”, sugirió Errázuriz.
Germán Morales, psicólogo especialista en terapia familiar y académico UC, señaló que en general todas las personas se ven afectadas por los cambios de horario, pero pueden adaptarse relativamente bien sin ninguna sintomatología.
Sin embargo, en el caso de quienes tienen síntomas depresivos, pueden experimentar algunas variaciones en función de las estaciones del año. “Muchas veces experimentan fluctuaciones anímicas que se pueden agudizar más con el cambio de horario, que puede ser desestabilizador para estas personas”, mencionó.
Recomendaciones para enfrentar el cambio de hora en las familias
En cuanto a las recomendaciones para enfrentar el cambio de hora, Macarena Mena, magíster en Psicología Clínica y académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Santo Tomás, sugirió modificar levemente la rutina. Se puede ir adelantando la hora de dormir entre 10 y 15 minutos antes, y generar una preparación para este cambio.
“El cambio de los horarios puede impactar en distintos niveles generando problemas. Por ejemplo, en la atención, en la irritabilidad, muchas veces cansancio y desánimo”, sostuvo la docente. Estas consecuencias se pueden arrastrar “hasta la adaptación de este nuevo horario, la que puede tomar entre tres días a más de dos semanas”, agregó.
Los expertos coinciden en la importancia de que toda la familia se haga cargo de este proceso de adaptación.
Alicia Varela Hidalgo, psicóloga y jefa del Departamento de Promoción y Fonoinfancia de Fundación Integra, sugirió explicar a los niños y niñas acerca del cambio de hora. Además, recomendó generar espacios de juegos que impliquen ejercicio físico para liberar energía y facilitar el sueño.
“Esta es una oportunidad para que adultos expliquen a los niños acerca del cambio de hora. Lo podemos hacer, por ejemplo, modificando juntos el reloj o destacando los cambios de luz en los horarios en que hacían sus rutinas habituales. Se sugiere una adaptación gradual, adelantando hitos como la ingesta de alimentos y el baño, por ejemplo, comenzando con 15 minutos e ir aumentando este tiempo de manera paulatina”, señaló Varela.
Sin embargo, hay personas que sufren consecuencias tanto en su salud física como psicológica al experimentar estos cambios. Entre ellos, se destaca principalmente el insomnio, la somnolencia diurna, la fatiga, irritabilidad y la disminución del estado de alerta. Aunque estos efectos pasan con el tiempo y las personas se adaptan a este cambio en una o dos semanas.