Fui hace poco con mi señora —que disfruta de los casinos— esperando un fin de semana distinto. Desde el check-in del Hotel del Valle nos advirtieron algo insólito: Enjoy Santiago externalizó todos los servicios del recinto, salvo el hotel y el casino. Eso significa que ya no se puede cargar a la habitación los servicios adicionales del spa, el room service o la cuenta de los restaurantes. Un retroceso impensado en 2025 para un lugar cuyo emblema es (¿o era? “Casino & Resort”.
El primer golpe vino con la cuna solicitada con anticipación para nuestra guagua. La entregaron en malas condiciones: malla rota, ropa de cama con manchas y hasta migas bajo el colchón. Un descuido que no debería ocurrir en un hotel de esta categoría. Por supuesto teníamos un plan B.
El spa Emuna Vitale —anteriormente denominado Natura Vitale—, que solía ser de los mayores atractivos del complejo del Enjoy Santiago, también es reflejo de esta decadencia. La piscina temperada tenía bichos flotando hasta que alguien se dignó a limpiar justo cuando ya salíamos.
El bar del spa sigue existiendo, pero la oferta gastronómica fue reemplazada por empanadas de pino que lucían tristes en una vitrina refrigerada y que eran ofrecidas incluso "combos" con bebida en lata.. Sí, empanadas de pino, algo inexplicable en un spa. Para colmo, los hot tubs que antes eran gratuitos ahora se cobran aparte.
Oferta gastronómica mala y cara: Pagar por estar en la mitad de la nada
A la hora de comer tampoco hubo tregua. Queríamos hacerlo en La Barquera, pero la carta se veía algo reducida, poco variada y cara —pensando en que la alta gastronomía no es lo que caracteriza a este lugar—, lo que nos hizo cambiar de plan e ir al buffet Santerra.
La entrada fue insólita: antes de abrir nos invitaron a “adelantar trámites”, lo que resultó ser el pago anticipado de $28.000 por persona, pidiéndonos incluir la propina de forma anticipada. Amablemente, señalé que no dejo la propina por anticipado. Pese a pagar, nos hicieron esperar otro tanto porque todavía no estaban listos para abrir. Sí debo agradecer que nos hayan dado agua caliente para una mamadera.
El buffet de este restaurant del Enjoy Santiago fue un completo desencanto. Ya de entrada, es con bebidas ilimitadas, pero solo CCU; si uno quería Coca-Cola, había que pagar extra. La comida, de regular a mala. Un ceviche intocable, una pasta mal preparada —al cocinero se le quemó el plato a la primera, con harto humo mediante por distraerse e irse a otro lado—, una plateada correcta, los acompañamientos rayando en la mediocridad y un aceite de oliva que era capaz de echar a perder hasta la mejor ensalada. Los postres resecos, como un berlín con la crema pastelera amarilla dura y seca. La leche asada estaba aceptable.
El servicio tampoco ayudó: los platos sucios se iban acumulando y los íbamos dejando en las mesas vecinas mientras la garzona solo atinaba a ofrecer refill de bebida. De todos modos dejé la propina respectiva en efectivo al retirarme.
La mañana siguiente confirmó la sensación de caída libre del Hotel del Valle de Enjoy Santiago. El desayuno en La Barquera mostró una oferta más reducida que en visitas anteriores y bollería añeja, poca variedad de frutas, muy lejos del estándar que alguna vez caracterizó al lugar.
El Hotel del Valle en tierra de nadie
Incluso el servicio a la habitación también quedó en deuda. Pedimos toallas extra y nunca llegaron. Al insistir, el anexo de la recepción marcaba permanentemente ocupado. Terminé bajando al primer piso, donde el recepcionista tipeaba sin apuro la reiteración de mi solicitud. Solo cuando dije que esperaría en el mesón decidió llamar a alguien para resolverlo. Una muestra clara de un servicio desganado y sin supervisión.
Incluso la lógica de check-in y check-out resulta contradictoria. Aunque los servicios externos ya no se cargan a la habitación, igual exigen dejar una garantía.
La decadencia que se percibe como huésped no es aislada, sino reflejo de la historia reciente de Enjoy. La empresa pasó por múltiples procesos de reorganización y hoy parte importante de su operación local está en manos de una sociedad llamada NewCo 2, controlada por AVLA Seguros, WEG Capital y BTG Pactual, es decir, los acreedores.
El traspaso permite salvar financieramente a la compañía, parece haber dejado a Enjoy Santiago en tierra de nadie: pese a que en general quienes trabajan en el lugar tienden a ser personas amables, la escasa supervisión gerencial hace que el mal gusto se vaya apoderando de este complejo y con ello se pierda el estándar de una buena hotelería. Es lo que ocurre en cualquier empresa donde no hay un controlador, y quienes llegan a gestionarla no tienen ni remota idea el negocio en el que están.
Veredicto sobre el Hotel del Valle (Enjoy Santiago)
Lo bueno:
- El casino mantiene su operación habitual y es la principal atracción para quienes disfrutan de juegos de azar.
- La cercanía con Santiago.
Lo malo:
- Externalizaron spa, restaurantes y room service, sin posibilidad de cargar consumos o servicios a la habitación, lo que rompe la lógica de cualquier hotel de este tipo.
- Mal mantenimiento de lugares comunes (como piscina del spa) y también en habitaciones.
- La gastronomía es del terror, lo que es relevante porque estás realmente "en la mitad de la nada"