Chócale desde Buenos Aires Desde su lanzamiento en medio de la pandemia, MODO, la billetera digital creada por bancos argentinos, se convirtió en un impulso más en la tarea para disminuir el uso del efectivo en el país vecino.
En conversación con Chócale, Rafael Soto, CEO de MODO, aborda los desafíos y logros de esta innovadora plataforma. Lo hace tras su participación en uno de los paneles del Argentina Fintech Forum.
“Ha sido un muy grato desafío trabajar junto a prácticamente todo el sistema financiero argentino en lograr avances en la manera en que las personas usan su celular para transaccionar”, dice Soto. La llegada de MODO coincidió con un cambio significativo en los hábitos de los argentinos, quienes han ido migrando paulatinamente de la utilización de medios físicos como el efectivo, hacia el celular para realizar sus compras y otras transacciones.
Esta transformación no solo ha sido tecnológica sino también cultural. Soto afirma que “las personas ya no van al banco, ya no llaman por teléfono, operan a través del celular con las entidades financieras”. La clave del éxito de MODO radica en su capacidad de hacer que las compras y pagos —las transacciones más habituales— sean sencillos y seguros.
Uno de los desafíos de MODO fue reunir a una gran cantidad de bancos en una sola plataforma, la cual opera desde la propia app de la billetera o de forma integrada en la aplicación de cada entidad.
El papel de las billeteras digitales en la inclusión financiera
Soto subraya la importancia de la colaboración preexistente entre los bancos en Argentina, mencionando ejemplos como Visa y Mastercard, que llegaron de la mano de los bancos. “En servicios financieros, siempre la sinergia para las implementaciones de pagos y de tecnología, hace mucho sentido”, dice.
Además de facilitar las transacciones cotidianas, MODO ha jugado un papel importante en la inclusión financiera. Soto destaca que la inclusión “arranca con un usuario que sabe usar su aplicativo del banco o institución financiera con la que opere”.
A través de los pagos, que son las transacciones más simples y cotidianas, esta plataforma contribuye a mejorar la relación de las personas con sus entidades financieras. Esta familiaridad con los servicios digitales abre la puerta a que los usuarios accedan a otros productos financieros, como créditos, inversiones o seguros.
En Chile aún no existe interoperabilidad en billeteras digitales, a diferencia de las Transferencias 3.0 de Argentina o PIX en Brasil. Por el momento, emisores como Chek, Fpay y Mercado Pago funcionan con sus propios códigos QR, cada uno enrolando por separado a los comercios, mientras que Transbank —el principal adquirente— ha realizado tímidos esfuerzos por extender el uso de CobroQR en el comercio presencial.
Además, algunas apps bancarias como Mi Pago del Banco de Chile y MACH también tienen sus propios acuerdos. Sin contar a Apple Pay y Google Wallet —que están integrados a la mayoría de los bancos—, si un cliente quisiera efectuar pagos sin contactos en la mayoría de los comercios, tendría que instalar cuatro o cinco aplicaciones diferentes. Redbanc y Junngla están trabajando por facilitar la interoperabilidad con RedPay, aunque todavía la lista de emisores y comercios adheridos es acotada.
Rafael Soto ofrece un consejo para países donde la interoperabilidad de los pagos aún es un desafío: “Siempre hay que trabajar con la visión de ampliar la torta, después nos peleamos por cada uno qué tajada logra de esa torta”, asegura.
En ese sentido, sugiere que el objetivo sea ampliar el mercado de pagos digitales y tener un interés genuino en el éxito compartido, como las principales claves para avanzar en esta dirección. “Si tenemos bien claro el objetivo y todos realmente nos comprometemos y tenemos un interés genuino, vemos una oportunidad a largo plazo, las conversaciones se dan en la dirección correcta y es juntarnos a una mesa a trabajar”, señaló.
