El aislamiento sanitario durante la pandemia y la digitalización ayudaron a generar un incremento en el número de personas que llevan a cabo compras online, lo que ha tenido como consecuencia un alza en la cantidad de estafas o defraudaciones en el comercio en línea.
Una encuesta realizada por la Universidad Autónoma a más de 1.000 personas reveló que mientras en 2020 sólo un 12% señaló haber sido víctima de este tipo de delitos, en 2022 esa cifra aumentó a 19%.
Francisco Bedecarratz, abogado especialista en Derecho Penal y académico de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma, explicó que “los modus operandi de los estafadores han ido perfeccionándose cada vez más, conformándose además bandas delictivas dedicadas en la materia, factores que pueden explicar el incremento de los ilícitos”.
La investigación dio cuenta de que los ataques mediante softwares maliciosos como virus, experimentaron un comportamiento similar. De hecho, más de un 50% de los encuestados dijeron haber sufrido este tipo de eventos.
En tanto, un 33% de los participantes afirmó haberlo sufrido en los últimos tres años. Esto implica una victimización alta ante esa clase de ataques informáticos, respecto de otras categorías de delitos.
“El número de personas víctimas de un ataque mediante un archivo malicioso es en realidad aún más grande, pues dicho tipo de softwares operan de forma insidiosa y sin ser detectados. Debido a lo anterior, en el 44% de encuestados que nunca han sido víctimas de ataques existe una cifra indeterminada, pero importante de personas, que ha sufrido la acción de un programa malicioso, sin percatarse de ello”, comentó Bedecarratz.
En cuanto a las redes sociales, la realidad no resulta ser menos compleja. El aumento en su uso ha impactado en una mayor exposición de los usuarios a riesgos de conductas ilícitas.
Ello se traduce, sobre todo, en la pérdida del control de las cuentas debido a un hackeo e incluso, en ciertos casos, en la suplantación de identidad. Respecto de este punto, el 30% de los encuestados respondió haber sufrido dichas situaciones en los últimos tres años.
Por otra parte, Facebook fue la red social más afectada por hackeos, con un 54%, seguida por Instagram, con 16%, y Whatsapp con 13%.
Sobre ello, Francisco Bedecarratz explicó que “es un fuerte indicador de la vulnerabilidad de los sistemas de esa plataforma (Facebook), y la necesidad de que esta desempeñe un rol más activo para mejorar los controles de autentificación de usuarios, como por ejemplo implementando un mecanismo de doble factor”.
En ese contexto, el artículo 214 del Código Penal sanciona la conducta con una pena de reclusión menor en grado mínimo, que puede ir de 61 a 540 días de privación de libertad, sin embargo, se discute la aplicabilidad de la norma a casos ocurridos en redes sociales o en internet.
Sin embargo, el estudio demostró que la gran mayoría de las víctimas no realiza denuncias. De un conjunto de 533 personas afectadas, 97 las efectuaron ante Carabineros o la PDI, lo que representa apenas un 18% del total.
Ante ello, el académico de la Universidad Autónoma aseguró que “las causas para ello pueden ser múltiples, tales como la desconfianza en el sistema judicial, el desconocimiento de los derechos en el ciberespacio, entre otras. Es indudable que la falta de denuncia y persecución penal favorece la impunidad de los delincuentes”.
Al mismo tiempo, la gran parte de los participantes del análisis no aplica una medida de seguridad extra en sus sistemas computacionales. Específicamente, un 58% afirma tener instalado un antivirus, lo cual hoy es insuficiente para poder combatir las amenazas que existen en el ciberespacio.
Mientras, el 18% ocupa adicionalmente gestores de contraseñas, lo que representa una mayor conciencia acerca de la vulnerabilidad de los sistemas de autentificación en la red y de la necesidad de emplear más acciones para garantizar la seguridad en diferentes páginas.
Además, la investigación destaca que un 5% usa programas diseñados para detectar y desinstalar software espía o adware y sólo un 3% utiliza redes privadas virtuales o VPN, herramientas que permiten cifrar la transferencia de información desde y hacia el equipo del usuario, y de esta forma resguardar su privacidad frente a intromisiones de terceros.
